domingo, 8 de abril de 2012

Vibraciones.





Volar.
Cerrar los ojos.
Sentir la presión en el pecho.
Observar la piel entumecida dràsticamente.
Vibrar como frente a un precipicio inevitable.


Oler.
Sonreir plácidamente.
Descubrirse al descubierto.
Quitarse las ganas del placer.
Alimentarse de nuevos deseos incorrectos.


Gritar.
Dejar el cuerpo.
Abandonar el alma.
Buscar ese momento preciso.
Sucumbir ante nuevas maneras de enfermarse.


Respirar.
Exhalar un aire viciado.
Contraer los músculos gravemente.
Chiscar una humedad que se hace río.
Y ya casi al final, estremecerse violentamente hasta saberse extasiado.


Pero el final no llega, 
el final no se llama éxtasis,
el final no se llama orgasmo,
el final se llama beso, se llama caricia,
se llama vuelo sin aliento,
sobre dos cuerpos aniquilados. 



(Cerrar los ojos "lugoo" y escucharlo)